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Una situación que se prolonga, un tropiezo, un dolor constante o la falta de fuerzas pueden que nos hagan sentirnos al borde del colapso. Pareciera un titular actual refiriéndose a la desgastante situación pandémica, pero describe cualquiera de nuestras vidas cuando estamos sobrecargados física, emocional o espiritualmente. También es la declaración del salmista David: “Estoy al borde del colapso” (Salmos 38:17)

Se trata de un cántico que habla de su dolor posiblemente físico y espiritual. Expresa su sentimiento de culpa porque arrastraba una carga pesada que le hacía sentirse realmente mal. En ese momento David apeló a la confesión y a la petición de ayuda a Dios. Esa puede ser también la receta para nosotros cuando nos sentimos tan cargados. Aunque estemos en una situación límite es posible seguir adelante.

Por una parte, la confesión de pecados nos libera de la carga de culpabilidad. Estar profundamente arrepentido, como David en esta ocasión, es estar dispuesto a ser corregido por Dios. Sentirse mal, contristado, compungido, apesadumbrado y casi con falta de aire pueden ser algunos síntomas de la culpa por un pecado arraigado en nuestra vida. La confesión genuina delante de Dios es la única cura.

Por otra parte, David se dedicó a pedir ayuda a Dios: “No me abandones, oh Señor; no te quedes lejos, Dios mío. Ven pronto a ayudarme, oh Señor, mi salvador”. (Salmos 38: 21-22)

Podemos percibir la urgencia enDavid que mira al Señor como la única solución a la que aferrarse. Es sencillo, hay que pedir ayuda a Quien te la puede dar. Realmente no sabemos cuáles eran exactamente sus circunstancias y si éstas cambiaron. Lo que sí nos deja, es no una sino dos posibles salidas cuando estamos al borde del colapso: La confesión y la petición de ayuda. Dos formas de orar que pueden ir juntas.

Cuando nos sentimos mal, ¿Será que debemos confesar a Dios algún pecado? ¿Será que debemos pedir ayuda a Dios y no creer que podemos salir adelante por nuestra cuenta? Confía en Dios en todo momento y no dudes que por muy mal que nos sintamos o muy pesada que se haga la carga en nuestro camino, Dios puede desbloquear nuestro corazón y librarnos de todo tipo de colapso.

Pastor Rubén Gramaje

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