El lobo no solo es el malo en el cuento de caperucita roja. El lobo es el generador de miedo y ambiente hostil también en algún episodio de la Biblia. Las palabras de Jesús a la hora de realizar la planificación para la misión y extensión del reino de Dios siempre llamaron mi atención por su claridad y sencillez. Jesús decía: “Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas. (Mateo 10:16) ¿Qué? ¿Encima hay más de uno? Si un lobo ya impone no me quiero ni imaginar estar en medio de una manada.
Envío el Maestro a los suyos con directrices y con contenido: el reino de los cielos se había acercado (Mt. 10:7) y debían precisar hasta el equipaje para que no pesase demasiado a la hora de la verdad. Los discípulos dependerán de Dios al estar dentro de su plan y Dios se ocupará de la provisión cada día. Esto no suponía tarea sencilla y los matriculaba en la escuela de la confianza por un largo tiempo.
“Que viene el coco (o el lobo en este caso) y te comerá” era una confusa nana infantil que no ayudaba a dormir precisamente sino más bien todo lo contrario. Lo interesante de las palabras de Jesús es que es Él quien nos impulsa a pesar de ser unas ovejas entre lobos. Muestra nuestra fragilidad a modo de personificación. El miedo o el ambiente inseguro se ven contrarrestados por Quien es el que envía. Y Quién los envía, como señala el cuarto Evangelio,“los amó hasta el fin” (Juan 13:1) y si el organizador de la misión es el mismo que está de “nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” (Romanos 8:31)
A veces viene el lobo o el coco a nuestra vida para asustarnos, pero no nos comerá si somos prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas. Si somos sagaces para prever las cosas antes de que ocurran como hace la serpiente. Y si somos auténticos, directos y actuamos como una sencilla paloma.
Si aceptamos el estilo de vida que promueve Jesús y la misión expansiva del reino de Dios, no podremos evitar verle las orejas al lobo de vez en cuando pero también será la oportunidad perfecta para examinar nuestra confianza en Dios y curtirnos en el carácter como ciudadanos de ese reino. Y a todo esto, siempre hay alguien que dirá: “Pobre lobo, con los bonitos que son”. No digo que no, aunque por mi parte preferiría también cambiar la nana y el cuento. Sobre todo me quedo con el reto de seguir las enseñanzas del Maestro que invitan a la confianza y la prudencia durante el camino de nuestra vida y misión: “He aquí yo os envío (dice Jesús) como ovejas en medio de lobos”
Rubén Gramaje
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