La lucha por nuestra atención está servida. La red está llena de contenidos gratuitos que nunca se agotan y mantienen nuestra atención en un lugar que a veces ni siquiera decidimos del todo. Cuando algo tiene un precio lo examinamos a conciencia pero algo que se presenta como prácticamente gratuito o de fácil acceso hace que bajemos la guardia. Debería ser al revés en cambio vamos inocentemente consumiendo contenidos y tiempo. La pregunta es: ¿Cuál será el coste real de tener nuestra atención tan ocupada? Seguramente alguien saca beneficio de todo eso y no entraré en ese tema hoy pero el precio que pagamos sin duda es el desenfoque, la falta de atención y de reflexión.
Las cartas paulinas del Nuevo Testamento hablan especialmente de no dejarse manipular y de centrarse en lo más importante, la fe en Cristo. Por ejemplo, Pablo y Timoteo escriben a la iglesia en Colosas al recibir información de algunos problemas no menores en la iglesia, problemas conocidos en teología como la «herejía colosense». En esa carta (Colosenses 3) Pablo recuerda que los creyentes han sido sepultados en el bautismo y resucitados con Cristo por tanto deben «buscar las cosas de arriba y poner la mira allí, en las cosas de arriba donde está Cristo». Lo importante es mantener la atención en Jesús y vivir esa nueva vida siguiendo sus pisadas. Ese es el objetivo de los discípulos de Jesús, que además es un objetivo incompatible con «lo terrenal».
Ahora bien, esa nueva vida en Cristo puede tener muchas distracciones. En el contexto de los creyentes colosenses consistía en la adoración a los ángeles o las fiestas y dietas judías, entre otras. La distracción de entonces olía a tradición y se podía definir como una especie de sincretismo o superstición religiosa. Se mezclaba todo y se dejaba la obra de Cristo relegada simplemente a algo más. La distracción tenía un coste muy elevado.
Hoy las distracciones para la iglesia también están ahí y son muchas. En algunos casos se trata como en Colosas de personas que se confunden con cierto aire más o menos judaizante. Se percibe en ciertos lugares una fotocopia de lo que dice Colosenses. También hay distracciones de este siglo potenciadas por las nuevas tecnologías que nos engatusan y dejan poco espacio para pensar. Evidentemente hay mucho de bueno en Internet, las redes sociales y el progreso tecnológico. Se trata de dar un buen uso para no quitarnos del enfoque en lo realmente importante. No pierdas el control de algo tan potente que fue diseñado para generar adicción. Decide por ti mismo el uso que le darás o lo importante, seguir a Jesús, no será lo que llene ni tu atención ni tu vida.
Pastor Rubén Gramaje
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